El secuestro del cadáver de Evita
Durante la dictadura militar llamada Revolución Libertadora (1955-1958) que
derrocó al presidente Juan Perón, un comando al mando del teniente coronel
Carlos de Moori Koenig secuestró el cuerpo de Evita, el 22 de noviembre de
1955 por la noche, que se encontraba en la CGT. El relato del ex mayor Jorge Dansey Gazcón difiere de ello ya que
asegura que fue él quién lo trasladó.54 La
orden la había dado el dictador al mando del país en ese momento, General Pedro Eugenio Aramburu. Desde ese momento se
estableció un itinerario macabro y perverso.55 Moori
Koenig puso el cadáver dentro de una camioneta y lo mantuvo en su interior
durante varios meses, estacionándola en distintas calles de Buenos Aires, en
depósitos militares, o incluso en la casa de un militar. Una noche incluso, los
militares llegaron a matar a una mujer embarazada confundiéndola con un comando
peronista que pretendía recuperar el cadáver. Moori Koenig instaló el féretro
de pie con el cadáver en su oficina. Una de las personas que vio en esas
circunstancias el cadáver de Evita fue la cineasta María Luisa Bemberg.
El dictador Pedro Eugenio Aramburu
destituyó a Moori Koenig y le encomendó al coronel Héctor Cabanillas,
sepultarlo clandestinamente. La llamada Operación Traslado fue
diseñada por el entonces teniente coronel y luego dictador también Alejandro Agustín Lanusse, con la ayuda del sacerdote Francisco
"Paco" Rotger, a cargo de quien recayó la responsabilidad de obtener
la complicidad de la Iglesia a través del superior general de la orden de los paulinos, el padre Giovanni Penco, y el propio
Papa Pío XII.
El 23 de abril de 1957 el cadáver fue
trasladado en secreto en el barco Conté Biancamano a Génova (Italia) en un ataúd
que se explicaba pertenecía a una mujer llamada María Maggi de Magistris y fue
enterrado bajo ese nombre en la tumba 41 del campo 86 del Cementerio Mayor de Milán.
Las versiones se multiplicaron y el mito
se agrandó. Hay versiones que sostienen que los militares mandaron realizar
tres copias de cera de la momia, y que las enviaron a otro cementerio italiano,
uno en Bélgica y
otro en Alemania Occidental.
En 1970 la organización
guerrillera Montoneros secuestró
a Aramburu, exigiendo entre otras cosas la aparición del cuerpo de Evita.
Cabanillas entonces se movilizó para traerlo, pero no llegó a tiempo y Aramburu
fue asesinado.
En septiembre de 1971, el General Lanusse,
dictador por entonces del país, le ordenó al coronel Cabanillas, organizar el
"Operativo Retorno". El cuerpo de Evita fue entonces desenterrado de
la tumba clandestina en Milán y
devuelto a Perón en Puerta de Hierro (Madrid). En tal acción participó
el brigadier (R) Jorge Rojas Silveyra, embajador argentino en
España. Al cadáver le faltaba un dedo que le fue cortado intencionalmente y
presentaba un leve aplastamiento de la nariz, pero estaba en buenas condiciones
generales.
En 1974, ya con Perón de regreso en
el país, los Montoneros secuestraron el cadáver de Aramburu con el fin de
"canjearlo" por el cadáver de Evita. Ese mismo año, ya muerto Perón,
su tercera esposa María Estela Martínez de Perón, decidió traer el
cuerpo de Eva al país, y lo ubicó en la quinta presidencial. Mientras tanto, el
gobierno de Isabel Perón comenzó a proyectar el Altar de la Patria, un mausoleo gigantesco que
albergaría los restos de Juan Perón, Eva Duarte de Perón, y todos los próceres
de la Argentina.
En 1976 la dictadura militar
que tomó el poder el 24
de marzo le entregó el cuerpo a la familia Duarte, que dispuso
que fuera enterrada en la bóveda que su familia posee en el Cementerio de la Recoleta de Buenos Aires,
donde se encuentra desde entonces.57
El conocido cuento del escritor Rodolfo Walsh,
titulado Esa mujer,
tiene como tema el secuestro del cadáver de Evita.
Durante la dictadura militar llamada Revolución Libertadora (1955-1958) que
derrocó al presidente Juan Perón, un comando al mando del teniente coronel
Carlos de Moori Koenig secuestró el cuerpo de Evita, el 22 de noviembre de
1955 por la noche, que se encontraba en la CGT. El relato del ex mayor Jorge Dansey Gazcón difiere de ello ya que
asegura que fue él quién lo trasladó.54 La
orden la había dado el dictador al mando del país en ese momento, General Pedro Eugenio Aramburu. Desde ese momento se
estableció un itinerario macabro y perverso.55 Moori
Koenig puso el cadáver dentro de una camioneta y lo mantuvo en su interior
durante varios meses, estacionándola en distintas calles de Buenos Aires, en
depósitos militares, o incluso en la casa de un militar. Una noche incluso, los
militares llegaron a matar a una mujer embarazada confundiéndola con un comando
peronista que pretendía recuperar el cadáver. Moori Koenig instaló el féretro
de pie con el cadáver en su oficina. Una de las personas que vio en esas
circunstancias el cadáver de Evita fue la cineasta María Luisa Bemberg.
El dictador Pedro Eugenio Aramburu
destituyó a Moori Koenig y le encomendó al coronel Héctor Cabanillas,
sepultarlo clandestinamente. La llamada Operación Traslado fue
diseñada por el entonces teniente coronel y luego dictador también Alejandro Agustín Lanusse, con la ayuda del sacerdote Francisco
"Paco" Rotger, a cargo de quien recayó la responsabilidad de obtener
la complicidad de la Iglesia a través del superior general de la orden de los paulinos, el padre Giovanni Penco, y el propio
Papa Pío XII.
El 23 de abril de 1957 el cadáver fue
trasladado en secreto en el barco Conté Biancamano a Génova (Italia) en un ataúd
que se explicaba pertenecía a una mujer llamada María Maggi de Magistris y fue
enterrado bajo ese nombre en la tumba 41 del campo 86 del Cementerio Mayor de Milán.
Las versiones se multiplicaron y el mito
se agrandó. Hay versiones que sostienen que los militares mandaron realizar
tres copias de cera de la momia, y que las enviaron a otro cementerio italiano,
uno en Bélgica y
otro en Alemania Occidental.
En 1970 la organización
guerrillera Montoneros secuestró
a Aramburu, exigiendo entre otras cosas la aparición del cuerpo de Evita.
Cabanillas entonces se movilizó para traerlo, pero no llegó a tiempo y Aramburu
fue asesinado.
En septiembre de 1971, el General Lanusse,
dictador por entonces del país, le ordenó al coronel Cabanillas, organizar el
"Operativo Retorno". El cuerpo de Evita fue entonces desenterrado de
la tumba clandestina en Milán y
devuelto a Perón en Puerta de Hierro (Madrid). En tal acción participó
el brigadier (R) Jorge Rojas Silveyra, embajador argentino en
España. Al cadáver le faltaba un dedo que le fue cortado intencionalmente y
presentaba un leve aplastamiento de la nariz, pero estaba en buenas condiciones
generales.
En 1974, ya con Perón de regreso en
el país, los Montoneros secuestraron el cadáver de Aramburu con el fin de
"canjearlo" por el cadáver de Evita. Ese mismo año, ya muerto Perón,
su tercera esposa María Estela Martínez de Perón, decidió traer el
cuerpo de Eva al país, y lo ubicó en la quinta presidencial. Mientras tanto, el
gobierno de Isabel Perón comenzó a proyectar el Altar de la Patria, un mausoleo gigantesco que
albergaría los restos de Juan Perón, Eva Duarte de Perón, y todos los próceres
de la Argentina.
En 1976 la dictadura militar
que tomó el poder el 24
de marzo le entregó el cuerpo a la familia Duarte, que dispuso
que fuera enterrada en la bóveda que su familia posee en el Cementerio de la Recoleta de Buenos Aires,
donde se encuentra desde entonces.57
El conocido cuento del escritor Rodolfo Walsh,
titulado Esa mujer,
tiene como tema el secuestro del cadáver de Evita.
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