Como Día de la Lealtad se conoce en la Argentina a la conmemoración anual del 17 de
octubre de 1945. Ese día se produjo
en Buenos Aires una gran movilización obrera y
sindical que exigía la liberación del coronel Juan Domingo Perón, quien desde la Secretaría de Trabajo y
Previsión Social creada a su pedido, promovió los derechos de los trabajadores.
Es
considerado como el día de nacimiento del peronismo y uno de sus máximos símbolos, así
como uno de los momentos más importantes de la historia del movimiento obrero argentino. Más allá del
nombre dado por el Partido Justicialista, también es llamado Día de la Lealtad Peronista y 17
de Octubre; actualmente la fecha ya no es un feriado nacional.
El 12 de octubre el presidente Farrell ordenó la
detención de Perón y la policía fue a buscarlo a su departamento de la calle
Posadas por lo que Mercante le comunicó al jefe de policía dónde se encontraba
y al día siguiente guió al subjefe de policía mayor D'Andrea hasta la isla,
desde donde fue llevado detenido a la cañonera Independencia, la que a su vez
lo trasladó a la Isla Martín García. Una vez detenido Perón el diario Crítica salió
a la calle con el siguiente título en primera plana:
PERON YA NO CONSTITUYE UN
PELIGRO PARA EL PAÍS:
El sábado 13 de octubre Farrell se entrevistó con el
Procurador General de la Nación, Juan Álvarez (historiador) y le propuso que formara un gabinete
como una suerte de primer ministro, siguiendo así una sugerencia del dirigente
radical de Córdoba Amadeo Sabattini que le había transmitido Ávalos. Se
trataba de una solución de compromiso en la cual sin transferir el poder a la
Corte se encomendaba a un civil de prestigio la conducción del proceso que
desembocaría en las elecciones. Álvarez se tomó su tiempo: un día para hacer
consultas antes de aceptar el cargo y cuatro días más de consultas para elegir
los candidatos, con lo cual recién tuvo la lista preparada el 17 de octubre.
El domingo
14 Perón le escribió una carta a su amigo el coronel Mercante en la que le dice
entre otras cosas:
Con todo,
estoy contento de no haber hecho matar un solo hombre por mí y de haber evitado
toda violencia. Ahora, he perdido toda posibilidad de seguir evitándolo y tengo
mis grandes temores que se produzca allí algo grave... Le encargo mucho a
Evita, porque la pobrecita tiene sus nervios rotos y me preocupa su salud.En
cuanto me den el retiro, me caso y me voy al diablo.
El mismo día
le envía otra a Eva, en la que dice entre otras cosas:
... Hoy he
escrito a Farrell pidiéndole que me acelere el retiro, en cuanto salgo nos
casamos y nos iremos a cualquier parte a vivir tranquilos... ¿Qué me decís de
Farrell y de Avalos? Dos sinvergüenzas con el amigo. Así es la vida...Te
encargo le digas a Mercante que hable con Farrell para ver si me dejan
tranquilo y nos vamos al Chubut los dos....Trataré de ir a Buenos
Aires por cualquier medio, de modo que puedes esperar tranquila y cuidarte
mucho la salud. Si sale el retiro, nos casamos al día siguiente y si no sale,
yo arreglaré las cosas de otro modo, pero liquidaremos esta situación de
desamparo que tú tienes ahora...Con lo que yo he hecho estoy justificado ante
la historia y se que el tiempo me dará la razón. Empezaré a escribir un libro
sobre esto y lo publicaré cuanto antes, veremos entonces quien tiene razón...
El 15 de octubre la FOTIA declaró en Tucumán una huelga general, y esa misma noche
hicieron lo mismo varios sindicatos de Rosario, exigiendo la libertad de Perón. Los
obreros de la carne de Berisso se movilizan masivamente y el16 de octubre entran en Ensenada. Lo mismo ocurría en Valentín Alsina, Lanús, Avellaneda y otras localidades del sur del Gran Buenos Aires.
También al mediodía del 16 los obreros ferroviarios de Tafí Viejo habían abandonado los Talleres
El día miércoles 16 de octubre era día de pago de la quincena. El
historiador radical Félix Luna cuenta:
Al ir a cobrar la quincena, los obreros
se encontraron con que el salario del feriado 12 de octubre no se pagaba, a
pesar del decreto firmado días antes por Perón. Panaderos y textiles fueron los
más afectados por la reacción patronal. -¡Vayan a reclamarle a Perón!- era la
sarcástica respuesta.9
En la noche del miércoles 16 se reunió
el Comité Confederal de la Confederación General del Trabajo y luego de un
largo debate se decidió declarar una huelga para el 18. El
motivo del paro se expresó en una serie de puntos que incluía el llamado a
elecciones, el mantenimiento de las conquistas obreras, etc. pero,
significativamente, si bien pedían la libertad de los presos políticos, no
mencionaban a Perón. La explicación sería que muchos dirigentes no estaban
convencidos de apoyar a Perón, por lo que el sector favorable al paro debió
hacer concesiones en el texto para alcanzar la mayoría.
Un sector
importante de la CGT, enrolado en los partidos Comunista y Socialista identificaba a Perón con el nazismo y reclamaba su destitución,
coincidiendo con la embajada norteamericana.
Si bien la
CGT no auspició la movilización que tendría lugar al día siguiente, la
declaración de huelga sirvió como impulsor para que varios sindicatos y los
trabajadores en general, que estaban en alerta desde días antes, se sintieran
avalados para las acciones a emprender.12
Perón, alegando problemas de salud, consiguió que
lo a trasladen al Hospital Militar,
en el barrio de Palermo de la ciudad de Buenos Aires, adonde
llegaría en la madrugada del 17.
Miércoles,
17 de octubre de 1945
En la
madrugada del día 17 comenzó una movilización de los trabajadores de La Boca, Barracas, Parque Patricios y de los barrios populares del oeste
de Capital Federal así como de las zonas industriales de sus alrededores. Fue
muy importante el número de trabajadores que salió de Berisso, localidad
cercana a La Plata donde había importantes frigoríficos,
en la que estuvo muy activo a favor de la movilización el dirigente gremial Cipriano Reyes.
Los obreros no ingresaban a trabajar en las fábricas y talleres e iban
recorriendo los establecimientos vecinos incitando a abandonarlos a quienes se
encontraban en ellos para luego marchar coreando consignas en favor de Perón
por las calles principales hacia el centro de la Capital Federal. La acción
estaba apenas coordinada por algunos dirigentes gremiales que habían estado
agitando los días anteriores y la principal fuerza de impulso provenía de esas
mismas columnas que mientras marchaban retroalimentaban el movimiento.
Inicialmente
la policía levantó los puentes sobre el Riachuelo que
son el paso obligado hacia la Capital para quienes provenían de la zona sur
(Avellaneda, Lanús, Quilmes, Berisso, etc.). Algunos manifestantes
cruzaron a nado o en balsas hasta que, más tarde, los puentes fueron bajados.
La policía, claramente favorable a Perón, no obstaculizó la marcha e incluso
algunos de sus integrantes intercambiaron expresiones de simpatía con los
manifestantes, cuyas consignas nada tenían que ver con el reclamo de la CGT
sino que expresaban su apoyo a Perón y la exigencia de su liberación.
El
presidente Edelmiro J. Farrell mantuvo una actitud prescindente. El nuevo
ministro de Guerra general Eduardo Avalos observaba a los manifestantes y se
negó a movilizar las tropas del cuartel de Campo de Mayo que en unas horas
podían llegar a la Capital Federal, como se lo pedían algunos jefes del
ejército y el ministro de Marina. Avalos confiaba en que la manifestación se
disolvería por sí sola pero al comprobar que, por el contrario, era cada vez
más numerosa, accedió a entrevistarse con Perón en el Hospital Militar.
Tuvieron una corta reunión en la que pactaron las condiciones: Perón hablaría a
los manifestantes para tranquilizarlos, no haría referencia a su detención y
obtendría que se retiraran y por otra parte el gabinete renunciaría en su
totalidad y Avalos solicitaría su retiro.
A las 23:10
Perón salió a un balcón de la Casa de Gobierno.
Agradeció su presencia, recordó su labor en el gobierno, informó sobre su
pedido de retiro, prometió continuar defendiendo los intereses de los
trabajadores y, finalmente, pidió a los concurrentes que se desconcentraran en
paz añadiendo que, por esta vez, les solicitaba que cumplieran el paro del día
siguiente.
A las 20:30 horas de ese día, el doctor Juan
Álvarez había concurrido a la Casa Rosada para entregar una carta con los nombres
propuestos para ministros junto con el curriculum de los mismos y su aceptación
para los cargos. Lo recibieron con estupefacción en medio del desorden que
había en ese momento en el lugar, y lo despidieron con cortesía. La nómina
constituía, según Luna, un escarnio para el país, pues incluía personas con
antecedentes sumamente cuestionables. Así, a Jorge Figueroa Alcorta, propuesto
para Justicia e Instrucción Pública, se lo relacionaba con un proceso que en
1942 había envuelto a cadetes militares; Alberto Hueyo, propuesto para
Hacienda, había sido director de la CHADE cuando obtuvo unaprórroga fraudulenta de
la concesión; Tomás Amadeo, de Agricultura, era íntimo amigo del
embajador Braden; y Antonio Vaquer, para Obras Públicas, había sido funcionario
delpresidente Ortiz en Coordinación de Transporte, una
dependencia creada para salvar las empresas británicas de tranvías, en
perjuicio de las empresas locales de colectivos.
El
Día de la Lealtad durante el gobierno peronista (1946-1954)
El 24 de febrero de 1946 se realizaron las elecciones, en las
que se impuso la formula Perón-Quijano con
el 54% de los votos.
A propósito
de los rituales políticos señala Mariano Plotkin:
"Por un
lado crean una unidad simbólica entre los participantes que se reconocen a sí
mismos como miembros de una comunidad política dada: partido, nación, patria.
Por otro lado, en especial en regímenes de tipo autoritario, los rituales
cumplen también una función de exclusión, privando de legitimidad como
contendientes políticos a quienes no participan en los mismos. (...) En el caso
del peronismo, en que la presencia de un vínculo de tipo carismático entre el
líder y la masa era uno de los fundamentos de su identidad como movimiento, los
rituales políticos servían además para recrear y reforzar la imagen carismática
del líder"1
El
peronismo, escribió Cristian Buchrucker, "postuló una cierta aspiración
hacia la totalidad de la nación, hecho que se manifestó en la inclusión de las
"tres banderas" justicialistas en el Preámbulo de la Constitución de
1949 y más claramente aún en 1951-1952, cuando la doctrina del movimiento fue
declarada Doctrina Nacional. Plotkin
observa que:
"iniciando
una tendencia que se profundizaría en los años subsiguientes, la celebración
del 17 de Octubre de 1947 se asemejó a la celebración oficial de una fecha
patria. En la tarde del 17, Perón recibió solemnemente el saludo de autoridades
civiles y militares.(...) La "oficialización" del 17 de Octubre iba a
tener dos consecuencias: por un lado, serviría para universalizar su
significación. Ya no se trataba de una celebración peronista, sino de una
fiesta del Estado (...) En segundo lugar serviría también para domesticar y
unificar el sentido de la festividad."
A principios
de 1948 fue nombrado Secretario de Educación Oscar Ivanissevich,
quien se incorporó al comité organizador de las celebraciones del Día del
Trabajo y del 17 de octubre, e iba a ejercer gran influencia en la simbología
política del régimen." Ivanissevich
"intentó
ligar el peronismo a ciertos valores trascendentes, convirtiéndolo en una
verdadera religión política. Los rituales peronistas fueron monopolizando
progresivamente el espacio público. (...) A partir de 1948, la celebración
perdió completamente su carácter conmemorativo. El objetivo de la celebración
era, lisa y llanamente, dar al pueblo peronista la oportunidad de reafirmar su
devoción por el líder y recrear los fundamentos de la legitimidad del régimen:
el liderazgo carismático de Perón, fundado en su contacto sin intermediarios
con el pueblo"
Otra
innovación en ese año fue la entrega por primera vez de la Medalla Peronista en reconocimiento de servicios
extraordinarios prestados al país o al movimiento (por ejemplo, suboficiales
del ejército o policías que habían realizado acciones heroicas, deportistas que
habían representado con éxito al país) con lo cual Perón estaba borrando la
distinción entre el partido y el Estado Ser
leal a la Nación implicaba ser leal al Movimiento y viceversa.Sobre el mismo
tema dice Gambini que "esa idea de considerar peronistas a todos los
habitantes del país, les guste o no, ha sido una constante en el sermón
doctrinario y se enlaza con la permanente confusión entre Estado y partido.
Trascendencia del 17 de octubre
La
movilización de ese día significó:
§
la incorporación de la clase obrera a la vida política del
país con aspiración a ser reconocida como uno de los factores de poder;
§
el surgimiento de una nueva fuerza política en derredor de
Perón, distinta de las existentes, que si bien tomaría de los partidos algunas
prácticas clientelísticas, aplicaría nuevos enfoques, prácticas y liturgias que
la distinguirían del resto y
§
el nacimiento de la antinomia peronismo-antiperonismo, la
cual sigue sumamente presente en la sociedad hasta la época actual.
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