Carlos Morel (1813- 1894)
Considerado por
muchos el primer pintor argentino. Nació en Buenos Aires y se formó
con maestros europeos en la escuela de dibujo de la Universidad
de Buenos Aires, como los profesores el italiano Pablo Caccianiga y
el suizo José Guth. Murió a muy avanzada edad pero su obra significativa abarca
hasta sus treina años, momento en el cual una enfermedad mental afectó sus
capacidades.
Produjo una gran cantidad de óleos y acuarelas
que ilustran las calles porteñas, las pulperías, los gauchos y otros personajes
de los primeros años de Argentina. Se ha catalogado a su estilo dentro del
Romanticismo, por los dramáticos movimientos y la gestualidad de sus
personajes, como también los efectos lumínicos y los colores contrastantes1 .Gracias al genio de Morel, por 1° vez
en la pictografía argentina, se pasa del pintorequismo periférico de los
viajeros europeos -algunos aún técnicamente mejor dotados que él- para entrar
en la esencia del ambiente pampeano.
En su
colección de litografías "Vistas y Escenas del país", 1841,
representa escenas costumbristas donde el gaucho y el indio exhiben desde su
vestimenta y sus armas típicas hasta sus familias y faenas.
En Quilmes
Varios rincones de Quilmes recuerdan a este artista nacido en 1813.
El más emblemático, la escuela de Bellas Artes, que lleva su nombre.
Además, el pasaje ubicado sobre la continuación de Alsina entre Yrigoyen y Gaboto y una escultura en la plaza San Martín.
“Carlos Morel, pintor y litógrafo, primero entre los primeros que constituyen el horizonte de nuestra cultura artística.
Carlos Morel fue un Romántico. La temática de sus cuadros y litografías, aún más la factura de las formas, lo comprueba.
También que fue un romántico sui generis, pues a la inversa de los poetas, careció de ímpetu heroico.
Plegado más bien a esta tendencia de imaginación espontanea, fundada en detalles sutilmente observados en la que incluyó a los grandes de la época: Prilidiano Pueyrredón y Carlos Enrique Pellegrini.
El hecho es que a la postre de años, la figura apenas consentida de Morel se agranda, sin que la escasez de obras y de datos la ensombrezca.
Porque su grandeza supera el documento. Sea de su propio valor como artista inicial, sea de la realidad argentina que manifiesta hasta la zona en que refulge, con autenticidad al ser existencial.
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