Se la
obtiene de algunos alimentos de origen animal, pero sobre todo de una moderada
exposición al sol y se sabe desde hace tiempo que es vital para fortalecer los
huesos. Ahora, nuevas evidencias señalan que además previene la pérdida de masa
muscular, preserva la salud cardiovascular y hasta protegería del deterioro
cognitivo
Dada la
gran cantidad de estudios científicos que están revelando propiedades hasta
ahora desconocidas de lavitamina D, es de suponer que este nutriente esencial
–que el organismo obtiene de alimentos como la leche, los huevos o el pescado,
especialmente de mar, pero sobre todo de un proceso natural de síntesis que
lleva a cabo la piel al recibir la luz solar– pasará a ocupar a partir de ahora
un rol cada vez más importante en el cuidado de la salud.
El más
conocido y comprobado de los roles de este micronutriente esencial es el
de fijar el calcio en la constitución de los huesos, por lo que la
suplementación con calcio y vitamina D en los adultos mayores es
usual desde hace décadas. “Como es inocua y se conoce su eficacia contra la
osteoporosis, la Asociación Americana de Geriatría recomienda la suplementación
con calcio y vitamina D para todos los mayores de 65 años”, remarcó el doctor
Moisés Schapira, médico especialista en Gerontología y Geriatría y director
médico del Centro de Excelencia para Adultos Mayores y Rehabilitación Hirsch.
Algo más
reciente es la línea de investigación que vincula a la vitamina D con la
salud cardiovascular; pero lo más novedoso es una serie de estudios que han
sido publicados desde fines del año pasado –en diferentes revistas médicas y en
diferentes partes del mundo–, donde se probarían beneficios de la vitamina D
para prevenir la pérdida de masa muscular, ayudar a preservar la memoria,
proteger al sistema nervioso de la acumulación de amiloides, proteínas que
causan la enfermedad de Alzheimer, entre otras, y hasta –posiblemente– proteger
a las personas de edad avanzada contra la depresión crónica.
Desarrollos
potenciales
La
posibilidad de vivir más años y el conocimiento cada vez mayor de las causas de
los factores que hacen a las enfermedades crónicas hacen que la pregunta de
cómo llegar a disfrutar de una buena salud –física y mental– a edad avanzada
cobre cada vez más importancia. Y tras los nuevos descubrimientos,
la vitamina D parece querer cobrar un rol preponderante en la
respuesta a esa pregunta. Es una sustancia que el organismo adquiere
naturalmente, y en todo caso el costo de sus formas farmacéuticas es tan bajo
que no permite pensar en una “estrategia de venta”.
Pero no es
cuestión de apresurarse. Schapira advirtió, sobre todo en referencia a la
supuesta función preventiva del Alzheimer, que “aún se trata de estudios preliminares,
que en todo caso se suman a otros desarrollos potenciales que se están
ensayando en la lucha contra esa enfermedad, como el uso de insulina por vía
intranasal. Por ahora estos descubrimientos no tienen un gran impacto
asistencial, porque los médicos recién los estamos conociendo”.
Llega con
el sol
La forma
más eficaz en que el organismo adquiere naturalmente la vitamina D es
tomar sol, moderadamente para evitar, desde luego, los daños que puede causar a
la salud la exposición sin control a la radiación ultravioleta de los rayos
solares. “En realidad parecería que tomando sol durante una hora por día, y aun
solamente en las manos, sin exponer todo el cuerpo, sería suficiente –explicó
Schapira–; la gran duda se plantea ante el hecho de que con la edad puede
disminuir esa capacidad, y la piel envejecida puede ser menos eficaz como
órgano de síntesis de lo que lo es en las personas más jóvenes”.
Como
resumen, el especialista destacó que, como hasta ahora, “el médico deberá
pesquisar un posible déficit de vitamina D en sus pacientes, y en caso de que
lo haya, tratar de suplir esa carencia o eventualmente sustituirla
empíricamente mediante hidroxivitamina D3, siendo suficiente con una dosis
semanal”. En este sentido, “parece ser una intervención muy simple, barata y
sencilla que podría mejorar varios aspectos a la vez”.
En suma,
no existe magia: sin duda la vitamina D parece ser más útil de lo que se
esperaba para conservar la salud a edad avanzada y prevenir las
consecuencias del envejecimiento prematuro y mejorar el estado general de salud
frente a las enfermedades crónicas; pero está claro que el envejecer con salud
es consecuencia del cuidado general de la salud a lo largo de toda la vida, y
que difícilmente ningún suplemento dietario –ni otra sustancia– reemplace la
estimulación de las capacidades cognitivas a través de la vida social, la
lectura, el juego y el aprendizaje, la mantención de la autonomía siempre que
sea posible, la realización de ejercicio y actividad física y el equilibrio afectivo.
Nuevas
propiedades de un nutriente esencial
Algunas de
las sorprendentes propiedades de la vitamina D para preservar la salud a edad
avanzada que están en estudio actualmente:
En la
regulación del crecimiento celular. Un nuevo estudio realizado en
la Universidad Tufts de Boston (EEUU) y publicado en Annals of Internal
Medicine el 20 de diciembre pasado señala que la vitamina D posee muchos
efectos beneficiosos que se suman a la ya conocida función en la mineralización
de los huesos. Entre ellos, promueve la secreción de insulina –cuyo rol en la
prevención de enfermedades neurodegenerativas ya es conocido también–,
equilibra al sistema inmunológico –inhibiendo su acción adaptativa y reforzando
las innatas– y controla la proliferación de células: “Estas funciones sugieren
un posible rol de la vitamina D en la prevención del cáncer”, señalan los
investigadores del estudio, basado en el análisis de historias clínicas de
pacientes suplementados con calcio y vitamina D para combatir la osteoporosis.
Tras la
menopausia. En la a edición de enero pasado de la revista científica
internacional Maturitas, la Sociedad Europea de Menopausia y Andropausia (EMAS,
según sus siglas en inglés) publicó sus nuevas guías para los especialistas en
Gerontología en las cuales enfatiza en recomendar 600 unidades de vitamina D
como requerimiento diario, agregando que deberían ser incrementadas a 800
unidades en las mujeres mayores de 71 años. Allí el investigador Faustino
Pérez-López, del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de
Zaragoza (España), sostuvo que existe creciente evidencia de efectos
ampliamente diseminados de la vitamina D en muchos tejidos, y que varios
estudios epidemiológicos y prospectivos “han relacionado su carencia no sólo
con osteoporosis, sino también con enfermedad cardiovascular, diabetes, cáncer,
infecciones y enfermedades neurodegenerativas”.
Preservar
capacidad cognitiva. Este reciente descubrimiento hecho en la Universidad
de California en Los Ángeles (UCLA) fue publicado muy recientemente (a
principios de marzo de este año) en el Journal of Alzheimer’s Disease: el
derivado vitamínico D3 puede ayudar a “limpiar” la llamada placa beta-amiloide
relacionada con el deterioro de las células nerviosas que se produce en la
enfermedad de Alzheimer. “La amiloidosis –explica el doctor Moisés Schapira– es
una enfermedad generada por depósito de amiloide, proteína que al quedar
acumuladas en lugares inadecuados comienza a perjudicar al órgano afectado. Si
el amiloide se deposita entre las células nerviosas, estas ven obstruido su
funcionamiento y se mueren, y este proceso, que se origina, está
relacionado con la génesis de la enfermedad de Alzheimer”. Aunque es menos
frecuente, la amiloidosis puede producirse en muchos otros tejidos, como el
corazón o los riñones.
Cuidar la
masa muscular. La causa más común de sarcopenia (pérdida de masa muscular)
en los adultos es la inactividad: “En este sentido –aclara Schapira–, la
vitamina D puede llegar a tener un rol complementario. Debe destacarse que lo
fundamental en el tratamiento de la sarcopenia es la adecuada nutrición y
una intensa actividad física: creo que de ninguna manera, la vitamina
D puede reemplazarlas”.
Contra
la depresión. También crecen las evidencias que ligan los estados
depresivos en adultos mayores con bajos niveles de vitamina D, como lo señala
un estudio con más de 12.000 participantes (de 51 años en promedio)
publicado en noviembre de 2011 en la revista Proceedings de
la prestigiosa Clínica Mayo (EEUU), las personas con historial de depresión
tienen mayores posibilidades de que el problema persista en la edad adulta si
además se encuentran faltos de vitamina D.
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