Han pasado ya más de cien años desde la primera celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora (Europa, 1911), y 37 desde que la Organización de Naciones Unidas, reconociera al 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.
En la historia recorrida desde aquellas fechas a esta parte, podemos ver los logros que las mujeres de varias sociedades han obtenido en su lucha por un mayor grado de igualdad, de acceso al sufragio, de participación política y económica, de derechos tan básicos que la comunidad ha negado. Todavía falta un largo camino por recorrer, aunque un buen trecho ha realizado ya la mujer, algunas veces por sí sola y otras veces acompañada por los hombres, algunos de los cuales parecen haber entendido a los derechos de la mujer como una herramienta humana y necesaria para un mayor grado de libertad, de paz y de desarrollo en sus sociedades. La mujer ha podido inundar con esa impronta tan de ella los más variados ámbitos de la vida, y muchas veces le ha enseñado a la tosca mano del hombre rudo, la suavidad que merecen ciertas tareas, sabiendo sembrar la paz donde reinaba el caos y el enfrentamiento. No por casualidad el 8 de marzo fue declarado por las Naciones Unidas como el Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional.
Es ésta una nueva oportunidad para reflexionar sobre si quienes toman las decisiones lo hacen con la equidad necesaria, si tienen o no en cuenta las problemáticas que enfrentan las mujeres en su condición, y si gestan desde su lugar de dirigentes los cambios estructurales que nuestra sociedad reclama, a veces, de manera silenciosa.
Desde nuestro espacio, queremos saludar con profundo afecto y sinceridad a todas las mujeres de nuestra comunidad, recordando especialmente a aquellas que han hecho a la historia de nuestro pueblo, con la modestia, decisión y fortaleza tan propias de su género.
En la historia recorrida desde aquellas fechas a esta parte, podemos ver los logros que las mujeres de varias sociedades han obtenido en su lucha por un mayor grado de igualdad, de acceso al sufragio, de participación política y económica, de derechos tan básicos que la comunidad ha negado. Todavía falta un largo camino por recorrer, aunque un buen trecho ha realizado ya la mujer, algunas veces por sí sola y otras veces acompañada por los hombres, algunos de los cuales parecen haber entendido a los derechos de la mujer como una herramienta humana y necesaria para un mayor grado de libertad, de paz y de desarrollo en sus sociedades. La mujer ha podido inundar con esa impronta tan de ella los más variados ámbitos de la vida, y muchas veces le ha enseñado a la tosca mano del hombre rudo, la suavidad que merecen ciertas tareas, sabiendo sembrar la paz donde reinaba el caos y el enfrentamiento. No por casualidad el 8 de marzo fue declarado por las Naciones Unidas como el Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional.
Es ésta una nueva oportunidad para reflexionar sobre si quienes toman las decisiones lo hacen con la equidad necesaria, si tienen o no en cuenta las problemáticas que enfrentan las mujeres en su condición, y si gestan desde su lugar de dirigentes los cambios estructurales que nuestra sociedad reclama, a veces, de manera silenciosa.
Desde nuestro espacio, queremos saludar con profundo afecto y sinceridad a todas las mujeres de nuestra comunidad, recordando especialmente a aquellas que han hecho a la historia de nuestro pueblo, con la modestia, decisión y fortaleza tan propias de su género.
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