El 1º de julio de 1974 murió en Buenos Aires el
entonces presidente Juan Domingo Perón.
Les
dejo a continuación un artículo aparecido a finales de julio de 1974 que relata
el deceso y las repercusiones de la muerte de nuestro máximo líder y conductor.
Las honras fúnebres
El lunes 1º de julio, a las 14.10, María Estela Martínez de Perón –en ejercicio de la presidencia desde el sábado 29 de junio- anunció a todo el país el fallecimiento del teniente general Juan Domingo Perón. Poco después se conocía el parte médico en que los doctores Pedro Cossio, Jorge Taiana, Domingo Liotta y Pedro Eladio Vázquez certificaban las causas de la muerte de Perón. Decía así: “El señor teniente general Juan Domingo Perón ha padecido una cardiopatía isquémica crónica con insuficiencia cardíaca, episodios de disritmia cardíaca e insuficiencia renal crónica, estabilizadas con el tratamiento médico. En los recientes días sufrió agravación de las anteriores enfermedades como consecuencia de una broncopatía infecciosa. El día 1º de julio, a las 10.25, se produjo un paro cardíaco del que se logró reanimarlo, para luego repetirse el paro sin obtener éxito todos los medios de reanimación de que actualmente la medicina dispone. El teniente general Juan Domingo Perón falleció a las 13.15”.
Poco después de las 14.10 el
secretario general de la CGT, Adelino Romero, decretaba –en señal de duelo- un
cese general de actividades; medida que fue imitada por Julio Broker, titular
de la CGE, quien invitó a los empresarios de todo el país a sumarse al duelo.
Por un conflicto que mantenían los trabajadores gráficos con las empresas
periodísticas, ese día no aparecieron los diarios en el país, que sólo pudieron
dar la noticia del fallecimiento en la madrugada del 2 de julio.
Inmediatamente después de su muerte,
los restos de Perón fueron instalados en la capilla de la quinta presidencial
de Olivos, vestido con uniforme militar, donde se lo veló hasta las 8 del día
2. A esa hora fueron trasladados a la Catedral Metropolitana, donde arribaron a
las 9.40, rezándose una misa de cuerpo presente. Colocado en una cureña, el
féretro, flanqueado por granaderos, fue conducido al Palacio Legislativo. Allí
permaneció hasta las 9.30 del jueves 4.
Se calcula que mientras el cuerpo de
Perón estuvo expuesto en el Congreso, unas 46 horas y media, desfilaron ante el
féretro casi 135 mil personas; afuera, más de un millón de argentinos quedaron
sin dar el último adiós a su líder. Sin embargo, y a pesar del fuerte aguacero
–hasta las 9 del jueves 4 llovieron sobre Buenos Aires 14 milímetros-, una
multitud incalculable se concitó a lo largo de las avenidas Callao y del
Libertador para rendir homenaje –al paso del cortejo- al presidente
desaparecido. Dos mil periodistas extranjeros informaron de todos los detalles
de las exequias.
Tres primeros mandatarios llegaron a
Buenos Aires para sumarse al duelo de los argentinos: Juan María Bordaberry, de
Uruguay; Hugo Banzer, de Bolivia, y Alfredo Stroessner, del Paraguay. Antes de
que se iniciara la marcha hacia Olivos, en el Congreso, doce oradores despidieron
al muerto: Benito Llambí, en representación de los ministros; José Antonio
Allende, por los senadores; Raúl Lastiri, en nombre de los diputados; Miguel
Ángel Bercaitz, por la Corte Suprema de la Nación; el teniente general Leandro
E. Anaya, en representación de las Fuerzas Armadas; el gobernador riojano
Carlos Menem, en nombre de sus colegas de todas las provincias; Ricardo Balbín,
por los partidos políticos; Duillo Brunillo y Silvana Rota, por el Partido
Justicialista; Lorenzo Miguel, de las 62 Organizaciones; Adelino Romero, de la
CGT, y Julio Broker, por la CGE. En Olivos, el féretro fue conducido a pulso
desde la cureña hasta la capilla de Nuestra Señora de la Merced; una salva de
21 cañonazos prologó la misa y el responso pronunciado por el capellán de
granaderos Héctor Ponzo.
Sus pares del mundo
La repercusión de la muerte del teniente general Juan Domingo Perón alcanzó un eco sin precedentes en la Argentina y conmovió a grandes personalidades de todo el mundo. Esa consternación quedó evidenciada no sólo en las condolencias que convergieron sobre Buenos Aires, sino en una especie de súbita parálisis que se verificó en algunas capitales del exterior.
En Moscú, por ejemplo, el presidente
de los Estados Unidos, Richard Nixon, y el secretario general del Partido
Comunista de URSS, Leonid Brézhnev, interrumpieron el diálogo que mantenían
desde días atrás, para expresar su adhesión al duelo. Otro tanto sucedió con
las reuniones de la FAO que se celebraban en Roma; e igual decisión se tomó, en
Ginebra, en la Conferencia sobre Desarme. Ernesto Geisel, presidente de Brasil,
conoció la triste noticia mientras volaba desde el norte de su país hacia
Brasilia: en pleno vuelo decretó tres días de duelo nacional y redactó las
condolencias para el gobierno y pueblo argentinos. En todos los países del
mundo las banderas comenzaron a flamear a media asta, incluyendo la blanca y
celeste de las Naciones Unidas, enarbolada en su sede de Nueva York. Las
enseñas de todos los países rindieron similar tributo en los estadios alemanes
donde se jugaban los encuentros por el Campeonato Mundial de Fútbol. En cada
uno de los partidos disputados a partir del 1º de julio, se interrumpió el
juego por un minuto para rendir homenaje al viejo líder argentino. Igual medida
dispusieron las autoridades del Campeonato Mundial de Básquetbol que se
disputaba en San Juan de Puerto Rico.
En Lima, Nueva York, Brasilia, Roma,
Washington y en casi todas las grandes capitales se rezaron misas in memorian
del presidente muerto, y el propio papa Pablo VI le dedicó –el martes 2- la
misa que celebró en la capilla privada del tercer piso del Palacio Apostólico
del Vaticano.
La irreparable desaparición sirvió
para titular los diarios de todo el orbe (las portadas de algunos periódicos
porteños ilustran esta página), los que publicaron extensas notas necrológicas
destinadas a resaltar la personalidad de quien fuera, por tres veces,
presidente de los argentinos. A continuación se insertan las opiniones vertidas
por diferentes personalidades y medios periodísticos del exterior.
Josef Broz, Tito (presidente
de Yugoslavia): “El pueblo argentino pierde un gran hombre de Estado. Y el
continente latinoamericano y el mundo, un luchador incansable por la paz de los
pueblos”.
Giovanni Leone (presidente
de Italia): “Juan Domingo Perón será recordado por el pueblo italiano por su
amistad hacia Italia, constante y concretamente demostrada por el impulso dado
al desarrollo de la colaboración ítalo-argentina”.
Kurt Waldheim (secretario
general de las Naciones Unidas): “Fue reconocido como destacado líder de
América, a tal punto que su muerte será sentida no sólo por el pueblo de su
país, sino por el mundo entero”.
Alfredo Stroessner (presidente
del Paraguay): “Desaparece un gobernante excepcional, un soldado leal a las
tradiciones de su patria, un abanderado de la justicia social y reivindicador
de los derechos de las clases populares”.
Chou En-lai (primer
ministro de la República Popular China): “Perón laboró activamente durante toda
su vida para reforzar la causa de la unidad del Tercer Mundo contra todo
designio hegemónico. Fue un célebre estadista y desplegó en vida positivos
esfuerzos por la salvaguardia de la independencia nacional”.
Walter Scheel (presidente
de Alemania Federal). “El pueblo alemán guardará siempre un honroso recuerdo de
alguien a quien mucho se debe en la construcción de una Argentina moderna, pues
él puso énfasis en el desarrollo económico y social de su país”.
Fidel Castro (primer
ministro de Cuba): “La noticia me hizo mucho daño. Tuve una terrible sensación
de abatimiento y tristeza… Surgió en mi memoria la ruptura del bloqueo a Cuba
que concretó el gobierno popular del general Perón. Jamás será olvidado por el
gobierno y el pueblo de mi patria. Siempre será recordado aquí como un patriota
latinoamericano y un amigo de Cuba y de su pueblo”.
Edgardo mercado Jarrin (primer
ministro de Perú). “Perón ha sido la figura política más importante de la
Argentina de este siglo. Por su carisma, sus dotes de estadista y porque supo
aglutinar y movilizar a la opinión pública alrededor de su persona, el general
Perón jugó un papel trascendental en la vida de su pueblo”.
Richard Nixon (presidente
de USA): “En el momento que otros se habrían contentado con retirarse de la vida
política, él aceptó el desafío de regresar a su país para guiar a los
argentinos”.
Juscelino Kubitschek (ex
presidente de Brasil): “Perón conoció el calvario y la resurrección. Al final,
el destino le reservó la gloria de ser el restaurador de la democracia”.
Nicolae Ceausescu (presidente
de Rumania): “Fue uno de los hijos más brillantes de América. Luchó activamente
por la unidad de las fuerzas populares, por el desarrollo libre de su país,
contra la dominación imperialista y extranjera, por la paz, la seguridad y la
cooperación internacional”.
Henry Kissinger (secretario
de Estado de USA): “La muerte de Juan Domingo Perón no sólo es una gran pérdida
para el pueblo argentino, sino para todo el mundo”.
Juan María Bordaberry (presidente
de Uruguay): “Pugnó por una acción iberoamericana revitalizada para llevar al
continente a formas de integración compatibles con nuestra independencia y
desarrollo”.
Misael Pastrana Borrero (presidente
de Colombia): “No sólo fue un estadista sino uno de los conductores más destacados
de América Latina”.
Los medios de comunicación del mundo
The Washington Post (USA): “Perón
dirigió, en la década de los años 40, una transformación social en la Argentina
que, al contrario de muchos otros movimientos latinoamericanos, puede ser
descrito como revolución”.
O Globo (Brasil):
“Hay que elogiar la moderación y el espíritu constructivo de Juan Domingo
Perón”.
Borba (Yugoslavia):
“Perón gozaba de un amplio apoyo en todas las clases sociales porque
personificaba la esperanza hacia la emancipación social”.
El Mercurio (Chile): “Cualquier
menosprecio para juzgar la personalidad de Perón constituiría una ceguera”.
The New York Times (USA): “La
personalidad de Perón ha merecido sentidos elogios desde la izquierdista Cuba a
las derechistas Brasil y Chile”.
Il Tempo (Italia):
“Perón inició en Argentina un experimento político y social, el del
justicialismo que, sobre todo cuando se lo juzgue teniendo en cuenta el
ambiente en el que fue realizado, las dificultades que se le opusieron y los
enemigos que tenían interés en hacerlo fracasar, no podrá dejar de ser
considerado como una etapa del progreso social de América latina”.
El Comercio (Perú): “Fue
un estadista extraordinario, capaz de conquistar los más altos índices de
popularidad”.
Novedades (México): “La historia registrará el nombre de Perón como el de
uno de los políticos latinoamericanos más singulares y polifacéticos del siglo
XX y, en definitiva, rendirá un juicio positivo”.
Juan Domingo Perón, no solo fue para los argentinos o para quienes
tenemos el orgullo de ser peronistas el líder, el estadista y el mejor
conductor, sino que también el mundo
entero pudo comprobarlo y darlo a conocer.
Una vez más y hasta el hartazgo seguiremos su doctrina y gritaremos con
sentimiento y mucha emoción ¡VIVA PERON!